La vuelta olímipica de Gildemeister tras el maratónico triunfo sobre Michibata en el match definitorio (Foto: Deporte Total) |
Los días 7, 8 y 9 de marzo de 1986, el Court Central del Estadio Nacional fue testigo de una de las series más recordadas en la historia del tenis chileno.
Hans Gildemeister se echó el equipo al hombró y fue la clave para derrotar a un cuadro canadiense con ganas de aguar la fiesta, principalmente con la fuerza y tenis de un joven Glenn Michibata.
Triunfo 3-2 en Ñuñoa que a pesar de la tensión, satisfizo a quienes veían la confrontación en vivo o por televisión.
El Biónico cumple, Acuña irreconocible en el primer día
La crónica de Sergio Ried para Deporte Total describe un match de inicio que a pesar del resultado de apariencia simple (6-1 6-3 6-1 para el Biónico), implicó instantes de mayor esfuerzo para el nacional ante el visitante Martin Wostenholme.
"Hans se las ingenió para 'pasarle la pelota' a Wostenholme y ganar el importante primer set por 6/1. Una táctica que lejos de producir un tenis brillante, dio los beneficios buscados. El segundo set, mucho más difícil, prácticamente se decidió en el tercer game, luego de larguísimos puntos que terminaron con el quiebre del saque del canadiense y la consiguiente ventaja decisiva que terminó con la etapa por 6/3 a favor del chileno (...) El tercer set, de trámite muy parecido, nos mostró a un Gildemeister más confiado, golpeando más suelto y más profundo y, sobre todo, sirviendo en forma impecable. Resultado: un 6/1 que, después de dos horas y algo más, dejaba a Chile uno a cero y a Ricardo Acuña en inmejorable situación para derrotar a Glenn Michibata".
Gildemeister fue el puntal del equipo y el gran artífice del triunfo nacional (Foto: El Mercurio) |
Ried relataba para Deporte Total que Acuña "tuvo tantos problemas con su saque, como el árbitro con el idioma inglés para llevar la cuenta. Su devolución de servicio fue siempre corta e inofensiva y cuando se decidió a subir a la malla lo hizo casi siempre sobre el revés de Michibata, quien lo dejó casi siempre parado mirando cómo pasaba la pelota, porque todo no fue defección de Acuña".
Continúa la crónica. "Perdió los dos primeros sets sin poder arrebatarle el servicio a Michibata. Idénticos 6/3, 6/3 para el 'japonesito' tenían al público exasperado. Sobre todo, porque daba la impresión que Ricardo 'no se la jugaba', que permanecía a la espera del error de su oponente y la verdad es que Acuña juega de otra manera: atacando, sirviendo fuerte y avanzando a la red a liquidar los tantos (...) Se acordó en el tercer set Acuña de todo esto, metió su primer saque, atacó sobre el derecho de Michibata y logró hacer suya la etapa por 7/5".
La levantada del chileno esperanzó a todos, pero la cuarta manga volvió a la dinámica de las primeras mangas: "Por lo menos durante los dos primeros games, donde ganó su saque y quebró el de su rival, poniéndose dos a cero. Y aquí comenzó a tambalear el chileno. Primero, un empate a dos. Luego, siete juegos seguidos en que ninguno de los dos ganó su servició y enseguida ventajas de 5/4 y 6/5, con el saque a favor, para perder la etapa por 8/6, sin pena ni gloria. O más bien con mucha pena".
El fundamental punto del dobles y la segunda derrota de Acuña en singles
Los canadienses tenían esperanzas de ganar el dobles para desequilibrar la serie, dando por hecho que a Gildemeister sería dificil vencer. Finalmente, la dupla Gildemeister-Acuña vencieron a Mark Greenan y Michibata 6-4 3-6 6-4 4-6 6-1.
Ried en su crónica comantaba: "Un comienzo favorable con un 6/4 un tanto inesperado, puso a Chile en ventaja parcial. pero poco rato, ya que Canadá ganó la segunda etapa por 6/3 y luego Chile volvió aadelantarse antes del descanso, con difícil 6/4. Dos sets a uno y la gran incógnita que persiste, porque pese a los esfuerzos de Gildemeister, Ricardo Acuña sigue con altibajos que provocan inquietud (...) Canadá ganó el cuarto set antes de que Ricardo Acuña afirmara definitivamente su saque, se cruzara en la malla en forma certera y hans lograra meter su servicio a la línea del medio. Por esos factores, el quinto set fue arrollador y el 6/1 final a toda orquesta. '¡Cómo jugaron ese set -declaró el captán canadiense (John McManus)- le ganan a cualquier pareja del mundo!".
En el dobles, Ricardo Acuña siguió con altibajos en su juego. Aún así, el dobles se sacó adelante y dejó la cuenta en un 2-1 momentáneo (Foto: Deporte Total) |
Acuña cedería el cuarto punto 4-6 6-0 2-6 4-6, quedando la responsabilidad de sellar la serie en la espalda de Gildemeister
"¡Es la locura! ¡Es un milagro!"
Las ocho mil personas que llegaron al Court ese domingo debe recordar con gusto la jornada del domingo 9 de marzo. La entrega del Biónico fue la responsable.
En la crónica para Deporte Total, Sergio Ried consignaba que "desde el peloteo previo, Hans se vio cansado, preocupado y tenso. Sabía que tenía al frente a un hombre joven (23 años), lleno de energías y ansioso de triunfo. Sabía también que él, para ganar, tenía que hacerlo en forma rápida y decisiva, porque mientras más se alargaran los puntos y se prolongara el partido, su chance disminuía. El público también lo sabía, de ahí el sufrimiento de todos: a medida que los games se sucedían, Hans demostraba en todos sus gestos y actitudes su agotamiento. Y Michibata parecía una verdadera muralla china..., un suplicio chino para Hans resultó ese agotador 9/7 conseguido en forma angustiosa, en el primer set".
Ried agrega que "en el segundo set, Hans pagó tributo a su esfuerzo y cedió la etapa por 6/3. De más está imaginar lo que pensaba todo Chile: ¡Hans ya lo dio todo y adiós Copa! (...) Pero con Gildemeister en Copa Davis y en Estadio Nacional, nunca está dicha la última palabra. Se colocó 4/1 en el tercer set, jugando en forma magistral y arrolladora... Y de pronto, cayó en un bache que nos hizo dudar una vez más de su resistencia física. Vino el empate a cuatro games y luego una seguidilla de mantenciones de saque hasta el empate a seis. Allí salió a relucir la garra de Hans, quien con el 7/6 a favor, quebró el servicio del inmutable Michibata para alzarse con la etapa 8/6, después de un punto que aún deben refutar los canadienses: sirvió el 'japonés', alguien gritó 'no', Hans devolvió y Michibata -creyendo que el tanto estaba anulado- lanzó un revés fuera. Luego de una larga confusión, el árbitro -de pésimo desempeño- dio por terminado el set, cuando Hans ya iba camino a los camarines. De nada valieron los reclamos del capitán John McManus, ante el arbitro general, el argentino Enrique Morea".
Uno de los descansos que Hans tomó durante las casi cinco horas de juego en el quinto punto ante Michibata (Foto: "Historia del Tenis en Chile") |
"Y Hans, masajeado, con ropa seca y dispuesto a jugarse el todo por el todo, entró a barrer con el paciente Michibata. Tres a cero se puso Hans, cuando el reloj ya marcaba veinte para las siete. Cuatro a uno y faltando doce minutos para la hora fatal de la suspensión, y cinco a dos sirviendo Michibata. En el cinco a tres Hans sirvió para ganar el match poniéndose 40/0 y dando un hondo respiro al público que veía acercarse el ansiado final, con un Hans que sencillamente ya no daba más. Y aquí sucedió lo increíble: Glenn Michibata jugó todas sus cartas a ganador y le arrebató el game que ya todos teníamos en el bolsillo. Cinco a cuatro y al servicio el canadiense, quien rápidamente se puso 30/0. Hans había dejado irse la oportunidad y el visitante pletórico de energías, amenazaba con dejar el score a dos sets iguales y a definir el lunes en la mañana. En eso estábamos pensando todos en el Nacional y seguramente la gran mayoría de los telespectadores".
De aquí en adelante, la patriada de Hans: "Pero llegó el milagro: Michibata sacó de la cancha a Hans con un derecha cruzado y este último estiró su raqueta como por compromiso, porque fuerzas no tenía: la pelota dio caprichosamente en la malla y pasó por sobre la cabeza de Michibata, quien se aprestaba a liquidar con una volea fácil. ¡30/15! Un rayo de esperanza. Derecha de Michibata en la malla y a 30 iguales. sale el sol para Chile. Una jugada brillante de Hans y otra vez match point a su favor. Saca el 'japonés', se va a la malla, Gildemeister saca su último revés a dos manos en casi cinco horas y la volea de Michibata se va ancha... ¡Es la locura! ¡Es un milagro! Un jugador al límite de sus fuerzas físicas y mentales, con la ayuda de un público enfervorizado y leal, logra ganar a otro más joven, lleno de energías, pero sin esa fortaleza síquica que hace a los grandes campeones".